jueves, 13 de diciembre de 2007

EL URBANISMO EN VIGO: UNO DE LOS TEMAS MÁS IMPORTANTES Y POLÉMICOS DE LOS ULTIMOS AÑOS

En sólo unos meses el nuevo gobierno municipal enfrenta, en este duro mes de Diciembre, los dos asuntos más importantes de su gestión: El Presupuesto municipal y el PGOM
Por Breogán Gómez

El Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), uno de los temas más importantes y polémicos de los últimos años está llegado a la línea de meta en este movido final de año, no sin cierta polémica. Por una parte con oposición de grupos interesados y por la otra con apoyo de una importante parte de la ciudadanía que ve en él la solución a sus problemas de vivienda o el desarrollo sostenible y necesario de esta importante ciudad. No cabe duda que cualquier Plan General requiere un consenso necesario y básico para que la ciudad crezca con armonía, vertebración y seguridad jurídica.

Es cierto que lo que proyecta el Plan no se va a ver inmediatamente, pero es el proyecto en el que se refleja la identidad urbana y, como no, la sensibilidad social conjugada con nuestra identidad, también, industrial, aunando esfuerzos públicos y privados.

Quizás este no sea el mejor Plan, pero es el posible. Además de ser un parto difícil, con el agravante o inconveniente de estar próximas unas elecciones generales y los muchos intereses, es exigible su aprobación que permita el futuro de nuestra ciudad en condiciones de competitividad y eficacia, con sostenibilidad y equilibrio en el medio natural, con continuidad formal y con infraestructuras organizadas, con accesibilidad y oportunidad para todos, favoreciendo el acceso a la vivienda -40% de protegida- y el resto de derechos básicos: empleo, sanitarios, educativos… Con derecho a barrios equipados y articulados, con igualdad política y jurídica de todos los vigueses, con calidad de vida y modelo de un futuro mejor, donde se contempla, repito, a los jóvenes y personas que, en estos momentos, no pueden acceder a una vivienda digna por falta de recursos económicos. Punto destacado en el programa del actual gobierno bipartito de la ciudad.

A simple vista, el Plan planifica la ciudad de manera que haya la suficiente cantidad de suelo disponible para la edificación, dada la ingente demanda de vivienda en nuestra ciudad y el traslado continuo de personas que están comprando, en la actualidad, en otros municipios –perdiendo censo nuestra ciudad- Además, el Plan, facilita el asentamiento de nuevas empresas a través de suelo industrial, acoge suelo dotacional y dota a Vigo de las infraestructura adecuadas -quizás habría que ver el ancho de los corredores de entrada y salida-. Con respeto al medio ambiente, crecen las zonas verdes y los espacios libres, lo que a mi parecer diseña una ciudad, con criterios de honradez y racionalidad, en la que los ciudadanos podemos vivir con cierta calidad de vida.

El resultado del planeamiento en Vigo, hasta el momento, ha sido el de un urbanismo que gusta poco a los vigueses, que lamentamos, y que ha gustado mucho a ciertas personas con intereses creados.
Actualmente, tendremos, en unos días, la ocasión de afrontar un Plan, realizado por un buen equipo de profesionales y con las mejoras introducidas, en base a los acuerdos de gobierno que conforman el actual equipo.

La cuidad será lo que quiera este PGOM. Lo que en él no se contemple sencillamente no tendrá cabida, salvo que sea a través de una modificación puntual, tramite poco aconsejable y de larga duración con consecuencias imprevisibles.

En resumen, a los vigueses sólo nos queda hacer un ruego a quienes teórica y prácticamente nos representan: Que no utilicen el PGOM, por estar en época electoral, como arma arrojadiza en beneficio de sus propios intereses políticos. La ciudad necesita urgentemente de un nuevo PGOM, ustedes lo saben y cuando voten háganlo pensando en la ciudad, no lo hagan pensando en otros objetivos, ya que eso sería nefasto para los ciudadanos, la ciudad y sus posibilidades.



URBANISMO EN VIGO
Manuel Núñez de la Bastida – Vigo

Me sorprende la actitud de la Federación Vecinal al identificarse con la propuesta de la asociación de promotores inmobiliarios.

El presidente de APROIN recientemente declaró sin rubor alguno que en el PGOM se pretendía edificar demasiadas viviendas de protección oficial, que los demandantes de dichas viviendas en Vigo no superaban las cuatro mil, incluso amenazaba con una subida de precios del resto de los inmuebles. Sorprendente, sobre todo si tenemos en cuenta que es absolutamente falso lo de cuatro mil demandantes (ese número se incrementará exponencialmente según se acerque la fecha de finalización de las obras) y que los promotores inmobiliarios no gozan precisamente de prestigio ni autoridad moral siquiera para opinar al respecto, o al menos no deberían. Algunas empresas inmobiliarias no salen muy bien paradas cuando se habla de comisiones ilegales (¡incluso en Navia, que en teoría estaba supervisada por la Xunta!) o de dinero negro ya que, en las transacciones en las que intervienen, es donde se detecta el mayor fraude fiscal. Es lógico que les cueste a dichos empresarios perder la costumbre de embolsarse nóminas millonarias gracias al encarecimiento de la vivienda, pero hablamos de un derecho constitucional y de una necesidad social clamorosa. En cuanto a la federación vecinal creo que no deberíamos confundirla con la representación de los ciudadanos de Vigo. Me recuerda una conversación con mi cuñado que vive desde hace años en el Casco Viejo y se quejaba de sus diferencias con la asociación de vecinos. Mi cuñado, indignado, me preguntaba: ¿Cómo pueden ser los representantes de mi barrio unos señores que ni siquiera viven en él? Y no le falta razón.

Creo que los señores de la Federación Vecinal, para ser honrados, deberían llamarse Federación de Propietarios, así harían honor a la verdad y no llevaría a engaño a quienes creen que representan a la mayoría de vigueses. Esa mayoría estaba más representada en las miles de alegaciones que se presentaron al proyecto a causa de las personas que iban a ver como expropiaban sus casas por cuatro perras. Claro que la Federación Vecinal puede ser un trampolín perfecto para la política... Y así nos luce el pelo con nuestros políticos.